sábado, 2 de junio de 2007

Parte I: Cierre de la Unidad

EL SURGIMIENTO DEL PENSAMIENTO CRÍTICO

Grecia del Siglo VI a.C., en Jonia. Los pensadores de Mileto (Tales, Anaximandro, Anaxímenes) argumentaban cómo explicar el cosmos sin repetir los relatos míticos. Empiezan a creer que “el caos aparente de los acontecimientos oculta un orden subyacente y que este orden es el producto de fuerzas impersonales”. En el contexto de la época en que se produjo, lo normal y lo más probable eran las explicaciones de orden sagrado, religioso y mítico de seres personales y sobrenaturales. Época de mitos por Homero y Hesíodo. En ambos hay elementos no mitológicos que habrían sido la base de la reflexión de los primeros filósofos.

Factores como el crecimiento del comercio, el desarrollo de la escritura alfabética y los nuevos conocimientos geográficos y técnicos y estar frente a nuevas culturas. Esta relativización proporcionó la libre expresión de ideas y creencias, donde los ciudadanos libres se sometían a las leyes que ellos discutían y promulgaban y no fruto de arbitrariedades divinas.

EL ORIGEN DE LA CIENCIA ENTRE LOS MILESIOS

Entre el Siglo V y VI a.C en Grecia encontramos los primeros comienzos de la evolución del “método científico”.

Entre los babilonios y los griegos encontramos narraciones acerca del comienzo de las cosas. Dichas narraciones se hacen tradicionales y se conservan en escuelas especiales. Las narraciones sólo cambian un poco al transmitirlas.

Lo que considero nuevo es la actitud crítica. En lugar de transmitir dogmáticamente la doctrina, encontramos una discusión crítica de la misma. Algunas se preguntan sobre la integridad de la doctrina: su verdad.

La escuela pitagórica primitiva era el viejo tipo. Sólo influencia de la escuela crítica Jonia relajó más tarde la rigidez de la tradición de la escuela pitagórica, preparando así el camino que llevaría al método filosófico y científico de la crítica.

EL ARJÉ

Siglos VII y V: grandes pensadores, poetas y filósofos encuentran una explicación más natural del Universo. Se preocupan por entender el primer principio-arjé. También llamados presocráticos que se preocupan por el alma y el saber, la moral.

‘Arjé’ significa principio, comienzo, mandato rector, punto de partida, fundamento.

Actividad 2:

Leer e interpretar comparativamente la experiencia del ser a partir de los fragmentos de Heráclito y Parménides.

Heráclito dice que el SER es incapaz de comprender la razón aunque imaginan comprenderla, que las cosas cambian día a día, así como también cambiamos nosotros, pero se puede lograr descansando. También dice que todo surge de la discordia y de allí surge la hermosa armonía; el mundo es siempre el mismo y siempre lo fue. Alude a que nunca podremos encontrar los límites del alma y que el bien y el mal son la misma persona.

Para Heráclito el SER es el mismo siempre y nuestra consistencia (pensamientos y opiniones) también.

Para Perménides hay un SER o UN NO SER. El ser está acompañado por la certeza y la verdad. El no ser está limitado por la nada. No es posible expresarlo por palabras. Lo mismo es pensar y ser.

Ningún poder puede persuadirme a que deje de decir que del NO SER podría nacer algo a su lado. Cuando el NO SER no le permite morir o nacer al SER hay que abandonar el camino. El SER es indivisible, inmóvil, y también inmutable.

El SER no puede venir del NO SER y el NO SER del SER.

Actividad página 38, 3:

Parménides cree que el SER no puede devenir del NO SER, ya que ninguna cosa podría nacer de su lado. También destaca que el SER es completo, inmóvil y eterno.

Si comparamos los fragmentos del texto de Heráclito con la argumentación de Parménides, podemos observar que Heráclito cree que el ser puede mutar, ya que depende de su estado (dormido o despierto) y además dice que el límite del alma no existe ya que no importa la dirección que sigamos, porque la razón es más profunda. Además hace referencia a la diferenciación entre el miedo y la valentía y la forma en que las personas pueden cautivar a otras. Cree que esa valentía y ese miedo pueden devenir de la guerra, pues todo viene de allí.

En cambio Parménides, cree que hay un SER y un NO SER, pero que no podemos ser ambas cosas y que no hay un término intermedio, que el SER es continuo y que no sufre cambios.

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